Llueve.
Los niños juegan
en el patio de la escuela.
Las urgencias
siguen esperando.
Mi corazón está
en la parada
por si fuera
atendido en un instante.
La lluvia insiste
en calar todos mis huesos.
El frío se ha colado
ya en mi sangre.
Acceso de humedad.
Está empapada
mi ternura.
Solícito franqueo
el de mi pulso
y el añil
del cielo que se escapa.
•
Me tiro de bruces
a tu barca
desde el trampolín
de mis temores,
alienados
en la frontera
de mis horas
y aún
sin pasaporte.
DESDE MI CORAZÓN
Siento tus ojos derramarse
en oleajes de robles y de
nubes y de poso.
Siento la muda lucha
esconderse tras cortinajes
de secas ramas.
Siento un tiempo de huida
sin requiebro,
persigo tu ternura,
como gacela
saltando en la herida de la hierba.
•
Quiero repasar
contigo mis dictados
en el borde
del agua apaciguada,
llegar a ese tramo
del recuerdo
donde empezó
un remolino
de llamas enlazadas.
Después me dormiré
mirando al sol,
a sabiendas
de todas
tus caricias.