MI VOZ SIN VOZ PRESTADA
Ahora que ya no somos
Ulises o el velo de su destejida esposa,
ni el telar que deshilacha los deseos más impuros,
ni dorado Patroclo, ni el desollado
labio de gelatina con que lo gime Aquiles...
Ahora que los ojos de Helena son membrillo
completamente viernes,
Ítaca desconchones de paloma,
mi armadura tan sólo aceite virgen y guerrero
y Oscar Wilde ha dejado de acosarme...
Ahora que no son las cinco de la tarde,
ni el humo verde del arsénico
persigue niñas de provincia en cuadros de Chagall,
ni me es agraz el tiempo con su zarza...
Ahora que lloran los escolásticos
su impotente verdad entre los anaqueles
de Black Friars Bridge Convent
y Jorge Luis nubló el espejo
como quien ha clavado espada
allende la alacena profunda de las rosas
y causa polvareda de sortijas...
Ahora que me ha contado Dios que el Ángel
que cifró el alemán de Praga
no es sino nuestro rostro
y que Hans Urs von Balthasar me mira calvo
mientras se responde la Teodramática
a la altura justa de un diciembre...
Ahora que no soy ni mi aldaba ni mi puerta,
ahora que sé que es imposible,
voy a empezar mi voz sin voz prestada.