Revista AtrilRevista AtrilRevista AtrilRevista Atril
tertulia revistas gárgola blog contacto

REMO RUIZ
Paris, 1964

 

I

cerrar los ojos invocar las palabras
cuantas veces se habrá esperado el instante de la revelación en silencio pues en silencio germina la palabra
-huye de las turbulencias mentales-
en silencio se va conformando y también en silencio se produce la eclosión el caudal de sugerencias imágenes irisaciones ese microuniverso que luego se desarrollará hasta cubrir espacio en blanco y poblarlo de formas acaso imprevistas acaso evanescentes

III

soñó el poeta un poema sobre el palacio edificado conforme a un sueño anterior
éste -primero en el tiempo- propició sólida arquitectura para memoria de los hombres
en cambio su derivado transmutó la rígida piedra en dúctil y armónica palabra al cabo más firme y perdurable ante la vicisitud de los hombres y su historia

IV

un hombre viaja al futuro y trae de allí una flor que llega al presente marchita
tal hipótesis contradice y anula la sucesión temporal salvo que imaginemos progresión inversa en el porvenir donde el futuro -presente actual- sería a la vez punto de partida y destino para el viajero que casi con seguridad sucumbiría ante tan aciaga desubicación temporal pero -eso sí- la flor hubiera llegado -¿de dónde?- in-có-lu-me

VII

tiende la belleza a la esfericidad mas también el amor al amor retorna
eterno círculo reflector y completivo del ser en cuyo centro puede uno hallarse sin temor a la zozobra sostenido por el sosiego de la plenitud

X

entrar por una abertura del aire
suspender los sentidos un instante
con la incertidumbre del regreso
suspender la conciencia como un ave
en la rama más alta de la niebla
un impulso y la mente queda atrás
suspendida en la rama más alta de la
memoria

XI

de repente un salto fuera de la conciencia y el límite desaparece
¿dónde empieza el no estar estando o el estar sin estar?
¿cuándo nos diluimos en el aire para emprender viaje fugaz mas allá de la memoria hasta traspasar quién sabe qué frontera y salir a una nueva vigilia nebulosa burbuja de niebla desde donde vemos apenas destellar las luces de la conciencia como lejana ciudad nocturna vista desde arriba?

XIV

pasan a veces por la mente pensamientos fugaces como las estrellas de análoga denominación que cruzan el espacio cerebral sin dar tiempo siquiera a la percepción
como si huyeran de la fijeza necesaria al análisis y eligiesen proseguir su viaje en busca de otra mente adecuada para su germinación

XV

azulea la luz detrás de los párpados en el instante previo a la ensoñación
momento propicio a la incógnita:
¿cuál de las puertas -la de marfil o la de asta- se abrirá para dar salida a mensaje engañoso profético
legítima clarividencia o ilusión deleznable que altere los sentidos y produzca la confusión propia en espíritu alerta?

XVII

viene el sueño por olas
cada una de ellas trae un rostro una palabra un lugar en el que acaso no estuvimos pero cuyo reflejo cree percibir nuestra confusa memoria
cuántas veces regresamos a la vigilia de un viaje a ignotas regiones cuyo reflejo alcanza a percibir apenas como espuma de nuestra memoria

XX

colmados de imágenes y símbolos emergemos del sueño cada mañana como el náufrago rescatado en cuya piel brilla aún el relente del abismo

XXI

hojas en blanco de la memoria se van llenando en el decurso de la existencia con nombres lugares fechas personas hasta formar una vasta enciclopedia de paginas a menudo erróneas
mas a la hora de escribir el colofón ¿quién puede estar seguro de no poseer sino un libro escrito a innumerables manos rostros voces entre los cuales se vislumbra apenas -como entre vasta enramada- nuestro íntimo fulgor?

XXVI

aquél que se jactaba de pensar cuando quería en la eternidad no comprendió nunca que la operación no podía realizarse añadiendo un día a otro en sucesión infinita sino más bien retrocediendo la memoria y eliminando horas minutos segundos todas esas fracciones ilusorias con que encubrimos nuestro temor al vacío y que acaban empujándonos a la rutinaria irrealidad

XXVII

imagen suscitada por un reflejo en día de tormenta
en cualquier segundo la lluvia puede borrar su luminosa fragilidad
quedando en el aire dibujado el contorno de su ausencia

XXVIII

pide la llama ser contemplada en silencio
fijar la vista en su danza ondulante
luego cerrar los ojos e integrarse en su ser
hacerse danza y luz
flor nocturna que no queme y arda siempre en la memoria

De de la memoria y sus mitos