LA CERRADA DE LOS MARINEROS
La mitad de
la vida se
vacía
pero nunca
por el
deseo
de
las
almendras.
Un pulso con la tierra y la noche va cerrando
del mar todas las cosas. Va empujando a los burros
del agua, a las olas del miedo, a los vidrios del
pan.
Los marineros de todas las distancias
de todas las ciudades de la tierra
de todos los amores que jugaron con él y con ellos
sin volver a citarse con el alba.
por todo lo infinito se atropellan las cosas,
los abrazos, las novias del aire llevando cada día
el corazón cerrado y los pies sin el cuerpo
mirando a defenderse del dolor y de la vela.
Desamarra el naviero y el ancla sube arriba
del fondo de los mares a todos los ahogados
sin saberlo.
Allí se cierran todas las infancias que se hicieron azúcar,
las grandes despedidas, marineros
de todos los palacios de los lujos eternos.
La cerrada de los marineros no recibe visita
y el hombre allí se muere también depositado
de los besos que arrancan los peces.
La cocina del mar es pequeña y nunca se dispersan
las medidas.
Seguramente allí alguna lágrima.
A LA DIESTRA DEL JUEZ
Este
poema
hermano
lleva sangre de vivos
con todo el corazón
desde que sale.
Golpear herir matar a alguien
fusilar o padecer miseria
sangrar por el costado
brisas muertas.
Tragar saliva honda y a pedazos salírsele los ojos
a la piedra.
Dinamitar el alma la conciencia la tortura el dolor
y apedrear el universo de los pájaros la cascada
la ruina de los bosques el incendio.
Los difuntos no entran ni los fenecidos ni los que están
sentados a la diestra del juez.
Este poema hermano es huella de los lunes retratados.
Solamente la canción y movimiento desde los quince
años.
El hombre es de la nada, es esa flor que nos corta
las manos ese puerto dulce esa montaña rota
ese perro que jadea tarde sin pueblo ni dueño
que dormir.
Al otro lado de la loma está la escarcha.
La loma de las dos pestañas donde el pastor
pintando con su cayada hizo una raya en el suelo
y elevando sus ojos al cielo dijo:
baja si te atreves a enviarme más
lobos.