Algo quedó de ti que no es distante.
Algo prendido en mí que no es materia.
Una nube,
una gacela
rojo hervor de luz iridiscente
sobre la piel de tanta ausencia.
Busco la llanura de tu cuerpo
por el calor difuso en hielo,
esta noche perdida en las alturas.
Beso la sombra en voces,
roces de labio caníbal.
Tráeme la lluvia, luz mordiente
de aquel lejos,
la boca,
no saciada en esta nube
de agonizados grises.
Llueve la sequedad ardiente
de esta sangre.
Despierta la gacela quebrada
de este cuerpo.
Llora los espacios
perdidos
sin el rayo delirio.
Roba la luz que anuncia el trueno.
Sonríe los brotes verdes de mis manos.
Palpita el silencio de los días.
Estremece este páramo cercano....
.... llueve, llueve....,
náceme
circunda mi regreso
por el calor difuso en hielo.
Créceme en esta noche
perdida en las alturas.