MI ANTIGUA CIUDAD
Yo soñaba y desperté
o ¿simplemente pensaba
en mi querida ciudad?
Me vi envuelta por la luz
cálida, que emanaba
enredada en las sombras
de su hermosa Catedral,
refugiada en los arcos
y en las piedras, en los muros
de su historia y sus leyendas.
Yo sentí brotar su encanto
en el color de las calles,
en recodos de sus plazas,
en las puertas y balcones
de conventos y de iglesias,
de murallas y de almenas.
Embriagada así en la noche
me abrió el aire su cancela,
flotando al compás del arte
el bronce sobre las torres
y bajo el puente, promesas.
Paso a paso, logré ver
abrazada a mis vivencias,
con luz de luna en Zamora,
a una noble ciudad vieja.
¡Qué cerquita la tenía!
qué hermosa en mi mente era
pero sólo en el silencio
y en la penumbra, despierta
pude soñar con mi tierra.
Zamora, 1991