MUTACIÓN
Invoco el reino del no ser,
el paisaje me convoca a su lecho.
Sé que un día dormiré en cualquier parte
junto al barro y al cincel.
La cal, el agua, el mineral,
tomarán nueva forma,
tal vez entonces seré todo,
generosamente todo.
Abrazaré las piedras
porque amo la tierra,
porque amo el cambiante color
asiré la raíz para subir a la copa del árbol.
El viento vencerá las hojas muertas,
buscaré el mar por el arroyo,
buscaré el fondo donde el reposo
espera un nuevo turno.
Un sedimento de roca será ojos y manos
y en conjunción con el futuro
nacerá de sus dedos un poema
y tal vez la semilla será eterna.
EL HOMBRE
He aquí un ser que llora.
Pisa la misma senda que otros seres.
El paisaje le hace pensar que es viajero
sin
equipaje,
sin
meta.
Anda sobre lágrimas perdidas en preguntas
sobre el tiempo implacable.
Llora su corto espacio sin encontrar
el
futuro aparente de su propia vida,
el
fin aparente de su propia muerte
en
su materia,
en
su espíritu,
en
su inventada alma.
Los pensamientos estremecen el insomnio
de
no ser más que la nada,
la
conciencia de la nada,
el
eco de la nada,
la
sonrisa de la nada,
el
odio, el rencor de la nada
e l e s p e j o d o n d e s e m i r a l a n a d a
en
una mueca de payaso
que
hace reír
y
que llora eternamente solo.
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