ESTANCIAS
En esta estancia busco la luz minúscula que intuya en
la penumbra.
Busco un corazón de papel perdido.
En ésta estancia en que sueño crece el mirto en
los rincones,
crece el desasosiego, como un latido, y
la quietud de sombras inidentificables.
En esta casa en que habito perecen la lágrima y la sonrisa,
quedando tan sólo el gesto unánime que comienza
a podrecer,
y el latido trémulo que subyace bajo el silencio
de las estancias.
Salamanca, 21 de junio de 1993
LOS AÑOS SON LARGOS COMO LÁPIDAS
Los años son largos como lápidas,
y sin embargo escapan con avidez
de norte a sur, con sus mentiras,
con sus engaños. Queriendo hendir
su huella sobre mi precario relato.
Los años son fríos y diminutos como
espejos, quebradizos como un gesto.
Pero resultan amables en la memoria,
aparecen cristalinos y redondos
como los ojos sin vida de un niño.
Los años venideros son ásperos
como el sabor de las bocas perdidas;
odiables y generosos para el poeta
como un libro con sus páginas en blanco,
con sus páginas llenas de frío
y de muerte, como las lápidas.
Salamanca, 31 de diciembre de 1993
MI SITIO
En un patio interior —un pozo en su centro,
ropa tendida, olor a humedad, niños jugando—
seis viejas sentadas alrededor de una mesa
leen poemas de Cavafis.
En una calle casi vacía,
un saxofonista toca bajo la lluvia
una alegre melodía a cambio
de algunas monedas sobre el empedrado.
A veces duerme en el portal.
Una mujer oriental —de rasgos tranquilos
y suaves— clava sobre su vientre una daga
treinta y cinco veces.
(Al mes, se había recuperado plenamente.)
El río se mueve.
La vecina de enfrente
no suele apagar la luz
hasta las dos de la mañana.
Hasta esa hora suelo quedarme yo
escribiendo versos.
En el piso de arriba
Woody Allen escribe
una carta de amor a máquina.
Oigo su tecleo desesperado.
Un policía municipal
pasea por las inmediaciones
con cara de aburrirse.
Una mujer le grita desde un balcón
palabras ininteligibles a su niño Ricardito.
Todo esto bajo un Allegro de Mozart,
sonata para piano nº 16.
Alguien eructa.
Un neutrón implosiona
con cierta desgana
y nadie parece oírlo...
Sí.
Salamanca, 2 al 6 de febrero de 1994